¿Son nuestros políticos verdaderos representantes populares?.
¿Son elegidos de entre el pueblo; y por el pueblo para regir los asuntos públicos en pro del bien común?.
En teoría sí,
pero luego, en la práctica, sabemos que no es exactamente así. Y resulta que
en su mayoría los políticos; y los que anhelan serlo, son individuos filtrados por los aparatos,
de los partidos; y que se organizan para disfrutar del poder en beneficio propio.
Que los políticos engañen está mal, pero que el pueblo soberano se deje engañar está peor; y digo se deje,
porque da la impresión de que nos dejamos engañar,a sabiendas de que estamos siendo engañados.
Los políticos, hacen su labor que es mantenerse en el poder a costa de lo que sea, el pueblo piensa eso de dame pan;
y llamáme tonto pero lo malo vendrá cuando el pan se acabe.
En una reacción química, el hierro al entrar en contacto con el agua se corroe; y
lo mismo le ocurre al político al entrar en contacto con el poder.
Las mentes débiles desean ser manipuladas.
El manipulador puede con quien se deja. La culpa ya no es tanto de los políticos, sino de la estupidez humana.
Las preguntas retóricas de los políticos farsantes:
"¿Vamos a permitir que nuestros jóvenes caigan en la droga?.
¿Vamos a dejar que nuestros mayores se mueran de hambre?"´
La respuesta a una pregunta retórica, hace que el espectador reaccione;
e interactúe identificándose con el emisor del mensaje.
